lunes, 5 de octubre de 2015

 
 
 
 
                              Obra de Salvador Dalí- Reloj blando en el momento de su primera exploxión (1954)


  



El lugar de la herida
te vino dado con el tiempo.
 
Ahora te contraría esa metódica
y elemental medida
de desposesión.
 
Rechazas los relojes.
 
 
 


4 comentarios:

  1. Qué buen cierre, Carmela, para el poema; creo que una de las condiciones esenciales del poema logrado es el cierre ajustado. Y el tuyo lo consigue. Abrazos.

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  2. Gracias José Luis por darle aliento al blog con tu comentario. El tiempo siempre ha sido un tema muy recurrente en poesía, de los que se dan casi sin pensarlo. Será que siempre deja patente su clara condición de enemigo y nosotros estamos expectantes. Un abrazo

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  3. Queda otra opción Carmela, ser cómplice del tiempo, invitarlo a la mesa, compartir con él ilusiones y sueños... En ello estamos. Un gran abrazo sin reloj.

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    1. Sí José Luis, quizás esa sea la mejor manera de verlo. La más positiva. Ya sabes: Si no puedes con el enemigo, únete a él. Un abrazo atemporal.

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