Obra de Joan Miró
LOS NIÑOS PERDIDOS
Despiertan
en otra orilla blanca
donde se alarga el sol
hasta la pobreza.
Sobrándoles el grito en el estómago
saltan y corren
detrás del gran balón lleno de leche
colgado entre las nubes.
Sueñan despacio, viven deprisa.
Y llenan sus manos la desventura
y la dicha
y un cordel
y una piedra
y una bala.
La aridez abriéndose.
Y hondándose en la tierra
el polvo tibio de los huesos de su infancia.