Cerro de Rocas y Roble de Van Gogh 1888
LAS PIEDRAS
Habría de pasar mucho tiempo
hasta que el silencio de la
piedra
resbalara y corriera despavorido.
Yo, por aquel entonces,
era agua clara
ajena totalmente a mi conciencia.
Me gustaba soñar y escribir
poemas.
Y seguía aquí.
Aquí.
Todavía aquí.
Bajo los pies de la humanidad
entera
donde pocos me conocen
y donde a nadie parece
importarles
que en alguna ocasión hablen las
piedras.