III CERTAMEN-MARATÓN DE MICRORRELATOS (CLAVE)
La “Asociación de Escritores y Críticos Literarios de la Comunidad Valenciana” (CLAVE) y en estrecha colaboración con El Ámbito Cultural del Corte Inglés, organizó el III Certamen de Microrrelatos, cuya gala de entrega de premios y lectura por parte de los 42 finalistas, tuvo lugar el 25 de noviembre en el salón de actos del Corte Inglés de Valencia.
MICRORRELATO FINALISTA
ONDAS DE
RADIO
Quisiera que no
hubiera sucedido, que aquel día no escuchara un relato a través de la radio, que
la voz no dijera: “Entré en el callejón
escasamente alumbrado por luces céreas de farolas, anduve despacio buscando… Lo
sabía. Sabía que en cuanto viera su casa, la reconocería. Sí, allí estaba. Una
vivienda encalada de dos pisos. Las ventanas entreabiertas con sus cortinas
corridas, una luz tenue en la habitación y aquella silueta. Su silueta” Quisiera que la voz
de la radio sobre mi mesita no se
hubiera detenido un instante.
Que el calor no fuera insoportable y así no tener que levantarme de la cama para entreabrir un poco
más las ventanas. Que un ruido en la habitación no me hiciera girar la cara y
dar un grito. Créanlo, quisiera que no se hubiera abalanzado sobre mí con los
ojos idos, así no habría sentido sus manos sobre mi garganta.
Que la radio no comenzara de nuevo a decir: “Por fin la encontré, me abalancé sobre ella
y su grito fue lo último que oí”
Llegué
justo a tiempo de apagar la radioAutora: Carmela Rey
Me ha gustado tu microrelato. Hace unos años me sacaron uno por la radio. Es este:
ResponderEliminarCuarenta y tres años a sus espaldas. Sentirse una vieja cuya vida ha pasado sin dejar su fruto.
El frío de la calle, los hombres que pasaban por su lado sin mirarla, el amanecer de la mañana...Todo era soledad en la avenida más poblada de la ciudad.
Caminaba ausente, con una tristeza en la que su corazón le decía lo rota que estaba. El rencor, salía de su escondrijo por no tener lo que merecía; aumentaba la frustración de no sentirse nunca amada.
Los rayos del sol daban en su rostro... la alentaban en una vaga ilusión por la incipiente primavera. Sus sueños siempre eran románticos en aquellas fechas, le hacían huir por momentos de la amargura de no ser querida; sumergiéndose en la fantasía y descargando su deseo en infinidad de historias inconfesables.
Detuvo su marcha en el paso de cebra que siempre cruzaba para ir al trabajo. Los coches pasaban veloces. Un autobús urbano devolvió a sus ojos el reflejo de las ventanillas: La imagen estremecida de una mujer llena de soledad y tristeza. Fue un momento que duro lo suficiente como para que su mente estallara sin apenas variar la expresión de su rostro.
Dio un paso en falso hacia delante con la intención de lanzarse al asfalto y ser atropellada. Las lágrimas afloraron a sus ojos dejando escapar por la boca el llanto de una mujer deshecha. Sus piernas apenas la sostenían. Se dejo caer de rodillas sobre la acera, sin que nadie se atreviera o se molestara en acercarse a ella.
Gracias en primer lugar por tu paso por el blog y por tu comentario.
ResponderEliminarTu relato está lleno de desolación, pero yo me quedo con el pensamiento de que su protagonista, como mujer que es, sabrá salir airosa de esa situación. Gracias por compartirlo.